Desde mi Sofá | Obed Silva

 

Tijuana, B. C. 4 de septiembre de 2022.- Fue la primera vez que la vi en persona, a pesar de que es de estatura media, su personalidad hace que se vea más alta. Delgada. Cara afilada. Portaba un sencillo vestido rosa de buen gusto.

Zapatos cómodos, con ligera plataforma y se cubría con un delgado suéter que combinaba con su atuendo. Sin mucho maquillaje y su pelo agarrado con la cola de caballo que la caracteriza.

Ella es la mujer más poderosa de la CDMX; Claudia Sheibaum Pardo.

El escenario donde tuve la oportunidad de escuchar su charla fue por demás interesante; una reunión con cien personas de todo el Estado, de las cuales ochenta eran mujeres.

De inmediato noté la diferencia. En mis años de experiencia partidista, siempre fue al revés, noventa y cinco por ciento de los asistentes a ese tipo de reuniones eran hombres, y apenas unas cuantas mujeres.

Claudia habla de manera pausada y con fluidez. Cada palabra está perfectamente delineada sobre la base de una lógica incontestable.

Cómo maestra universitaria, explica con claridad el contenido de la ideología lopezobradorista. Las razones que sustentan el cambio necesario y los logros obtenidos a la fecha por la 4T.

Sin utilizar adjetivos calificativos, describe los fracasos electorales de la corriente conservadora (no utiliza el término “derecha”) y su indefectible derrota en el futuro próximo.

De manera didáctica, desglosa la importancia de la unidad al interior de su Partido y deja constancia en el sentido de que la división es la mejor posibilidad para que la oposición logré algunos de sus propósitos.

Informa que el rápido crecimiento del Partido, contar con veintidós gubernaturas, la mayoría en el poder legislativo y en miles de municipios en apenas siete años, ha propiciado una fuerte competencia por los espacios de representación partidista en todo el país.

Hizo un llamado para limitar las contiendas internas y a no perder el objetivo de las causas populares para la consolidación del cambio verdadero.

La respuesta de los asistentes fue amplia y generosa. En la mirada de los presentes se notó la convicción y al asentir moviendo la cabeza en sentido afirmativo, se notó la aceptación de lo que escuchaban.

En el espacio de las intervenciones, la mayoría fue de las mujeres que refrendaron su convicción y la decisión por no abandonar las conquistas políticas obtenidas para su género.

En ningún momento Claudia hizo proselitismo en su favor ni llamó a votar por ella para ningún cargo.

En mi opinión no fue necesario pues el empoderamiento de las mujeres es algo que nadie podrá detener.

¡Nomás por joder!

De acuerdo con información de la ONU, sólo 22 países de los 193 miembros de ese organismo, tienen al frente de su Gobierno nacional a una mujer.

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