Leer Entre Líneas | Francisco Ruiz
Tijuana, B. C. 5 de julio de 2022.- Pareciera que Claudia Sheinbaum, alias “La Corcholatas, no hallaba cómo llamar la atención ante el reciente descenso de su popularidad entre el electorado nacional; el mejor escenario que encontró fue el ajuste de su gabinete, así decidió echar mano de uno de los funcionarios más reciclados del noroeste de nuestro país: Amador Rodríguez Lozano.
La doctora Sheinbaum optó por crear un espacio en el organigrama del Gobierno de la Ciudad de México expresamente para el tijuanense señalado como el promotor de los moches al inicio de la administración del exgobernador efímero de Baja California (si es que podría llamarse administración o gobierno).
Dentro del amplio perfil curricular del astuto político, destaca su nombramiento como “ministro” de Justicia en Chiapas; también se desempeñó como diputado federal plurinominal y senador por segunda fórmula. Fue un fallido precandidato del PRI y del PRD a gobernador del Estado No. 29, por lo que debió conformarse con aspirar a la titularidad del gobierno estatal por el PT. Tan solo fue uno más de sus intentos, pues jamás ganó una elección.
Ante su orfandad partidista, fue adoptado por Jaime Bonilla, exgobernador fugaz y senador (depuesto) por Baja California. Así, desde la Secretaría General de Gobierno, Rodríguez Lozano, de la mano de Jaime “N”, urdió la inconstitucional ampliación del mandato del anodino gobernador morenista (así el jurista y doctor honoris causa demostró su vasto dominio de la ley). Amador ha sido acusado de violencia de género, marrullería electorera y actualmente es investigado por la Fiscalía General del Estado de Baja California, como consecuencia de un probable desfalco al erario estatal. Por ello, la designación de Sheinbaum le cayó “como anillo al dedo” (diría Andrés Manuel).
Claudia “La corcholata” Sheinbaum es Puma (egresada de la UNAM), al igual que Amador y a diferencia de Bonilla Valdés (quien, dicho sea de paso, no es Puma, ni ingeniero). Sheinbaum Pardo es física de profesión y tiene una maestría en Ingeniería Energética. Además, Claudia sí estudió un doctorado (en Ingeniería Ambiental). Fue secretaria de Medio Ambiente del extinto Distrito Federal, vocera de una de las tantas campañas de AMLO, secretaria de Defensa del Patrimonio Nacional del Gobierno Legítimo de López Obrador y jefe delegacional de Tlalpan (donde antes había sido “primera dama”).
Por su formación-experiencia y dadas sus recientes decisiones como jefe de Gobierno de la CDMX, Sheinbaum es ideal. Ideal para servir a México desde la trinchera académica, contribuyendo en la investigación, desarrollo y difusión científica. También es la corcholata ideal (para algunos), pues ante la incorporación del colaborador _bonillista_ a su equipo de trabajo, será fundamental para tapar (cubrir, proteger) a su nuevo coordinador general de Relaciones Interinstitucionales. Y, aunque no ha faltado quien defienda al nuevo funcionario del gobierno capitalino asegurando que, en esta ocasión Bonilla no fue su padrino, no deja de llevar su huella.
Aunque la señal que lanzó doña Claudia fue un tanto contradictoria para Baja California. Ya que, por un lado, integra a uno de los supuestos responsables de la malversación de 12 mil millones de pesos que le pertenecen a los bajacalifornianos; siendo precisamente el gobierno que encabeza su correligionaria y simpatizante Marina del Pilar Ávila, el que levantó la denuncia por el proyecto de la planta fotovoltaica con sede en Mexicali.
La buena nueva para los habitantes de la entidad ubicada en el punto más al norte de México es que _La corcholata_ se llevó a una “fichota” señalada por actos de corrupción, constantes quimeras, así como por asignarse escoltas pagados con recursos públicos para cuando dejara de ser funcionario. Debemos reconocer que, con esta decisión, queda claro que Claudia sí quiere a Baja California.
*_Post scriptum:_* “Abrazos no balazos es demagogia y, hasta cierto punto, complicidad”, Ramón Castro (obispo de Cuernavaca).
• El autor es doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).