Desde mi Sofá | Obed Silva

 

Tijuana, B. C. 17 de abril de 2022.- En medio de uno de los debates políticos más intensos en la historia del México moderno, llegó a su fin el proceso de revocación del mandato al Presidente Andres Manuel Lopez Obrador y como era previsible, el resultado ha provocado todo tipo de interpretaciones aunque el común denominador son de festejo.

Los simpatizantes de López Obrador festejan que el Presidente obtuvo la mitad de los votos con los que ganó en 2018, mientras que sus adversarios festejan que apenas consiguió la mitad de los votos que lo llevaron a la presidencia.

En este escenario, cabe hacer tres modestas reflexiones acerca del entorno nacional y local de la revocatoria.

La primera podría ser que en este ejercicio de democracia participativa, los contrincantes pusieron sobre la mesa el escenario de la futura “elección presidencial”.

El proceso de la revocatoria contó con la rudeza de dos bandos que mostraron músculo y profundizaron diferencias. Los medios informativos desarrollaron una feroz campaña en contra de la consulta para revocación del mandato a Amlo mientras que la injerencia gubernamental en el proceso resultó inaceptable.

El árbitro tomó bando y a pesar de que el presidente del INE, Lorenzo Cordova Vianello festino el resultado, él junto con Ciro Murayama Rendon se dedicaron a entorpecer el proceso de revocación.

La confrontación del titular del INE con el Presidente fue innecesaria y como consecuencia, se avecina otra Reforma Electoral que imprimirá la visión de la clase gobernante con la consabida negociación de los partidos de “oposición” que buscarán a como dé lugar la sobrevivencia de sus cúpulas.

La segunda reflexión podría ser que la revocatoria se desarrolló en el contexto de gran debate internacional respecto de la riqueza energética de México. El decidido activismo de las autoridades de EUA y de algunos países europeos fue un ingrediente que apostó al fracaso de la Consulta Popular.

La fuerte legitimación que el proceso revocatorio otorgó a Andrés Manuel Lopez Obrador, lo posicionó como un líder que cuenta con el suficiente respaldo popular para decidir sobre el destino de la industria eléctrica nacional a pesar de que no obtenga los votos necesarios en la cámara de diputados para aprobar la “reforma eléctrica”.

En esté tenor, el Presidente anunció el plan B para la nacionalización de recursos mineros tan valiosos como el Litio, que resulta fundamental para la revolución tecnológica en el campo de la producción de energía eléctrica.

La tercera reflexión podría ser que en el contexto estrictamente electoral, la revocatoria le dejó a Amlo un piso de 15 millones de votos que representan la fuerza votante del Presidente.

Ni en las mejores épocas de la férrea hegemonía del Pri, el otrora partido de Estado pudo contar de manera documentada y territorial de tan formidable piso electoral previo a una elección presidencial.

En contraste con lo anterior, quedó evidenciado que Morena es una organización obsoleta y que la popularidad de Lopez Obrador está muy por encima de la capacidad operativa del partido fundado por él.

El gran problema de los morenistas es que Morena como partido está demasiado chiquito para capitalizar la popularidad del Presidente y los porcentajes de participación en la revocatoria así lo muestran.

Es probable que uno de los costos del resultado de la revocatoria sea la salida de Mario Delgado de la dirigencia nacional para ser sustituido por un verdadero operador político y de probada experiencia electoral.

En el ámbito estatal, quedó demostrado que es un error apostar a que el aparato del gobierno sea el responsable de la operación electoral.

También quedó patente que el tamaño de la popularidad que tiene Lopez Obrador en Baja California es mucho más grande que la capacidad que tienen la dirigencia de Morena, los gobiernos federal, estatal y municipales así como la de los legisladores estatales y federales que ni juntos, consiguieron que la gran popularidad de Amlo se expresara en las urnas.

El fracaso de la revocatoria en nuestro Estado dejó en claro que para poder sostenerse en el poder público estatal y municipal, los morenos requieren conformar rápidamente un partido político apoyado fielmente por sus bases, con dirigencias legítimas, con una mística sustentada en la ideología del cambio verdadero y que logre capitalizar la popularidad que tiene Andres Manuel López Obrador.

¡Nomás por joder!

La Constitución Política de Baja California prevé en su artículo 12 la revocación de mandato para munícipes y diputados, ¿alguno de los legisladores estatales se animará a promover que se contemple para gobernador?

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