Desde mi Sofá | Obed Silva

 

Tijuana, B. C. 26 de junio de 2022.- La creencia popular ha sostenido que el Presidente de México desempeña un papel definitivo para nombrar a su sucesor, cuando en la realidad y pese a su poder, se ha demostrado que no es soberano en la designación de quién lo releva.

Como consecuencia de la primera derrota del priismo nacional frente a Vicente Fox, se rompieron paradigmas observados durante décadas, como el “tapado”.

Muestra de ello fue el cruento enfrentamiento de Fox con el Pan para imponer a Santiago Creel como candidato, batalla que terminó en una derrota para el Ejecutivo ganando la candidatura Felipe Calderon.

El triunfo del morenismo en 2018 hizo suponer que el ritual sucesorio cobraría otra dimensión pero lo que en realidad ocurrió fue que el dedo presidencial decidió jugar a la bolita y no al tapado.

En ese tenor, con bastante anticipación y aprovechando la inopia de una “oposición” que no da una, el Presidente Lopez Obrador presentó lo que él mismo llamó las “corcholatas” del juego sucesorio.

Con una estrategia similar a la de Vicente Fox, a casi tres años antes de la elección presidencial, el primer mandatario abrió el ritual de su relevo como una importante parte de su ejercicio de gobierno.

Uno de los destacados por el Presidente como probable candidato es Marcelo Luis Ebrard Casaubón, Secretario de Relaciones Exteriores.

La actividad política del Secretario Ebrard tiene una larga trayectoria y durante el sexenio se ha distinguido por atender asuntos de la agenda internacional de México, de la política en materia de población, de los flujos migratorios a nuestro país y de seguridad nacional al conducir el reciente Diálogo de Alto Nivel de Seguridad entre México y Estados Unidos.

En el ámbito económico encabezó la estrategia para consolidar el T-Mec y durante la pandemia del Covid-19, juego un importante papel para el suministro de equipo médico, consiguiendo vacunas para México e incluso fue quien sugirió el famoso semáforo para las fases de aislamiento.

En el frente partidista, tiene una gran experiencia por haber sido dirigente en el PRI, fundador junto con el fallecido Manuel Camacho Solís del PCD, dirigente en el PRD y en Morena cuenta con una corriente bien organizada y con el líder morenista Mario Delgado.

Pero como en política casi nada es casualidad, las historias personales de Ebrard Casaubon y López Obrador están entrelazadas.

Los dos, tienen origen tricolor y ambos se retiraron del PRI mucho antes que los actuales “primorenos”.

Tienen vidas íntimas similares y en algún momento ambos han sido perseguidos políticos del sistema.

Al igual que Lopez Obrador, como diputado federal Ebrard fue muy activo en contra del Fobaproa y en 1995, renunció al PRI arguyendo grandes diferencias con la forma en cómo se conducía el gobierno y su partido.

En el año 2000, como aspirante a Jefe de Gobierno del Distrito Federal por el PCD, declinó su candidatura en favor de Andrés Manuel López Obrador del PRD.

Fungió como asesor de López Obrador quien lo invitó a hacerse cargo de la seguridad pública en el Distrito Federal siendo destituido después por Vicente Fox en razón de un asunto policíaco suscitado en Tláhuac.

López Obrador lo rescató nombrandolo Secretario de Desarrollo Social del Distrito Federal. Cargo al que renunció para ser candidato a jefe de gobierno del Distrito Federal por el PRD siendo electo en 2006 y sustituyendo a López Obrador.

En 2010, Marcelo Ebrard dio a conocer su intención de contender por la candidatura a la Presidencia de México. Como plataforma de precampaña fundó el movimiento Vanguardia Progresista siendo reconocido por el PRD como precandidato a la Presidencia de México.

En noviembre de 2011, tras darse a conocer las encuestas que daban como favorito a Andrés Manuel López Obrador, Ebrard declinó por segunda ocasión en favor de AMLO y desistió de su intención en competir por la candidatura presidencial en 2012.

En reciprocidad, Andrés Manuel López Obrador lo incluyó en su propuesta de gabinete para ocupar la Secretaría de Gobernación en caso de ganar las elecciones presidenciales de ese año.

En septiembre de 2012 AMLO renuncia a su militancia en el PRD y tres años después Ebrard hace lo mismo.

Tras fracasar en su aspiración de ser diputado federal por tercera vez y con la polémica suscitada por la Línea 12 del Metro de la CDMX, Ebrard se auto exilia a Francia acusando al gobierno federal de persecución política.

En 2016, Marcelo Ebrard, además de participar como promotor del voto latino en la campaña presidencial de la demócrata Hillary Clinton en EE.UU, también realizó lobbying para impulsar las aspiraciones de Andrés Manuel López Obrador en los comicios del 2018.

Con el triunfo de AMLO, Ebrard regresa a la política nacional y en 2018 es nombrado por López Obrador, Secretario de Relaciones Exteriores.

Resulta evidente que con la misma eficacia con la que ha cumplido reiteradamente a López Obrador, el ahora aspirante a precandidato, se apresta a cumplir una nueva misión encomendada por su Jefe y amigo.

¡Nomás por joder!En los estertores de la muerte política, el dueño del Pri rechazó una reunión con los ex presidentes del tricolor y les respondió que “será un gusto recibirlos y platicar con ellos” en el Consejo Político Nacional en donde “alito” con su amplia mayoría, espera hacerlos pomada.

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