La característica inquina gubernamental en el tema delincuencial
Por Hugo I. Rea T.
Tijuana, B. C. 12 de mayo de 2022.- Voluntad, es simplemente voluntad de los tres órdenes de gobierno lo que se necesita para reducir los crecientes índices de inseguridad que sufrimos los habitantes de esta dinámica ciudad.
Lo evidente es que no la tienen o, cuando menos, no han demostrado tenerla, porque, a pesar de las “cuentas claras” que presenta en su caso el
municipio, respecto a que “se ha reducido a un 16 por ciento los homicidios”, la estadística demuestra que en lo que va de este 2022, hay un registro de 606 asesinatos dolosos, de los cuales 50 han sido en los primeros 11 días del mes en curso.
Con base en datos del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Baja California, en Tijuana se cometen un promedio mensual de 131 asesinatos, mientras que el índice de privación ilegal de la libertad anda en 12 el promedio mensual; el robo de vehículos promedia 24 unidades, en tanto que 52 casas habitación son visitadas por los amantes de lo ajeno mensualmente; el robo a comercio anda en las 183 víctimas por mes. No se diga lo que pasa en las calles, pues el robo en vía pública asciende a 367 ciudadanos afectados.
Y es que los policías municipales “andan ocupados en otras cosas”.
Los llamados “primeros respondientes” o los policías preventivos son quienes deberían de tener mayor cercanía con la ciudadanía, pero sus actitudes prepotentes, soberbias y abusivas han hecho que más que confianza en ellos se les tenga no miedo, sino pavor. No han hecho hasta ahora absolutamente nada por ganarse la confianza y simpatía ciudadana. La alcaldesa lo sabe muy bien.
Es un secreto a voces que son los policías municipales quienes tienen conocimiento de la ubicación de los mini delincuentes y de los puntos de venta de estupefacientes, pero es con ellos con quienes logan aumentar sus ingresos económicos, independientemente de los actos de extorsión que son muy conocidos por todos a los que han tenido la desgracia de toparse con ellos a pie o en vehículo.
Por ello, aunque el gobierno del estado o la federación promuevan una mayor presencia de elementos castrenses o de la Guardia Nacional, las cosas seguirán como hasta ahora.
Aunque la presencia de convoyes de vehículos con elementos de “seguridad” abordo (soldados, guardias nacionales, guardia estatal, etc.) se incremente, no servirá siquiera para disuadir a los delincuentes a seguir con sus nefastas y aviesas actividades.
Y así seguirán: ellos cual turistas paseando por la ciudad, en tanto los malandros riéndose a carcajadas de ellos. Mientras a la vanguardia lleven a quienes saben en donde se encuentran los que operan al margen de la ley, no obtendrán ningún resultado a favor de la sufrida sociedad.
Es urgente más que necesario el trabajo de inteligencia de las fuerzas castrenses y de la marina para ubicar a los objetivos prioritarios que, según asegura el gobierno local, tienen ubicados y reconocidos durante las reuniones de las llamadas “mesas de seguridad”. Hasta hoy no han entendido que el problema de la inseguridad ciudadana no se resuelve tras el escritorio o con ese tipo de reuniones, sino con acciones concretas que den resultados sustanciosos.
Hasta aquí la dejamos, no sin antes recomendarles que ¡NO SE ENREDEN, Y PUNTO!